martes, 3 de julio de 2012








C  H   I   H   A   R   U       S   H   I   O   T   A 










Cuando Chiharu Shiota tenía nueve años, se despertó una noche por el olor a madera quemada. Ella fue la que despertó a sus padres, y entonces observó como los bomberos apagaban la casa de al lado. De repente sus ojos se detuvieron ante un detalle: en la esquina de la habitación estaban los restos chamuscados de un ala. Inmediatamente Chiharu Shiota comenzó a tocar el piano con el fin de asegurarse de que el sonido aún, estaba allí. Temía que el humo hubiese velado su resonancia.

El silencio que sintió en ese momento ha llevado a la artista, 29 años después de la experiencia, a reflexionar sobre ello a través de sus dibujos, esculturas e instalaciones.

revalidando su historia en tanto relación que mantuvieron esos objetos con sus antiguos usuarios. 
Desde hace ya unos años Shiota trabaja en Berlín y sus fibras de lana negras son hoy por hoy su sello artístico. En su taller, se amontonan cientos de objetos a la espera de ser hilados, Se los encuentra en los mercados de pulgas o en edificios abandonados cerca de su estudio.
















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